¿Quiero adormecerla? Estoy en el día cinco, tengo un hijo que criar, una casa que mantener y un cuerpo que sostener. Sostener. Por mí, lo dejaría caer, roto, ahogado en angustia. Como si me hubieran arrancado un brazo, sin anestesia.
En mi desesperación, el día dos me vi las cartas y mi tarotista, apodada Sumi, quien parece sacada de una peli de Almodóvar con su pelo afro y una blusa roja llena de vuelos y brillos, me consoló diciendo que cuando tienes una pena de amor que es inesperada, el duelo es aún más difícil. Su reflexión me hizo sentido, especialmente por un factor determinante: el deseo.
Cuando aún sientes conexión sexual es todavía más brutal, porque al separarte de una pareja con la que has durado años, la líbido se apaga lentamente y la tristeza la vives durante la relación; por lo tanto, el desapego está digerido, pero así, de forma tan violenta quedas a la deriva, con un cuerpo tembloroso que a ratos llega a desvanecerse.
Estoy en el quinto día, dicen que son 21 para perder un hábito o adquirirlo, me quedan 16 para dejar de revisar mi teléfono al despertar, para esperar audios y fantasear con una explicación, “que tuvo un golpe de realidad y que no puede vivir sin mí, que le cuesta respirar, que despierta llorando por las noches y que no sabe cómo llenar el espacio que dejé”. Tal como me pasa a mí.
Mi radio de cabecera por estos días es la Imagina, mucho Emmanuel, Roberto Carlos, Mecano, Mijares, Paloma San Basilio, Chayanne, etc. Canciones como “El amor” de Massiel son inaguantables y “Vuelve” de Raffaella Carrá se convirtió en mi favorita de la mujer que popularizó que para hacer bien el amor hay que venir al sur.
También estoy pegada con la discografía de Suede, tocan el jueves en Santiago. Cuando suena “The wild ones” o “The Power” del disco Dog Man Star me voy a negro y ni hablar de hacer un análisis de esa carátula de 1994. La imagen hecha en 1971 por la fotógrafa Joanne Leonard muestra a un cuerpo desnudo y solitario que pareciera estar fracturado por dentro, tendido en un colchón de mala muerte. Está en sepia, llega a ser claustrofóbica, pero el ventanal está abierto. Indicador para buscar ayuda y conseguir la pasti que me ayude a sostener y sostenerme. Citando a los Ramones, I wanna be sedated.
Demasiada intensidad, lo sé, es que lo tibio nunca ha sido lo mío.